Venía de Metropolitano un jueves por la tarde. Entré al vagón de la línea 6 cuando la "actuación" ya había comenzado. En un lado del vagón, un tipo vestido con mono azul de trabajo, pie apoyado en la pared y cabeza apoyada en la mano de manera pensativa a la par que disimulante.
Se cerraron las puertas y continuó su show: "Venga, como habíamos quedado, unaaaaa, dooooos yyyyy... ¡¡tres!!" De repente empieza a correr hacia el otro lado del vagón y alguna que otra voz le seguía a su paso con las palabrejas que habían acordado en la parada anterior. Detrás de su mono, podía verse el logo de la compañía. De los cuatro grupos, diferenciados por los bloques de asientos, los tres primeros entre sosos y deprimentes. El último, constituído principalmente por un grupo de jovencitas de Ciudad Universitaria, gritaba y reía acompañando la actuación del intérprete.No tuvo mucho éxito y, aunque llegué prácticamente al final de la actuación, me quedé con ganas de más. Se despidió con un montón de frases pero las que más huella dejaron fueron las de "Aplaudan si les ha gustado, bostecen si se aburrieron" y "Hagan el amor todos los días del año". Y se bajó en Moncloa.
Por circunstancias de la vida y lo que es el destino en estos casos, la suerte quiso que por algún motivo tuviera que volver el lunes por la mañana a Metropolitano, una vez más en metro, y que a la vuelta, al montar en él, me encontrara a un personaje, ataviado con improvisada falda azul, dando voces, animando a los pasajeros a participar en sus juegos. Lo primero que ví, fue un cóctel de malabares con pelotillas en las que el malabarista solicitaba una palmada por pelotita lanzada. El resultado, mucho mejor que la del día anterior. La gente mucho más alegre, menos rancia, más participativa y con más sonrisas. A continuación, un globo verde que casualmente comienza conmigo, por estar en una esquina del vagón. El juego consistía en hacer llegar el globo entre todos al lado opuesto sin que tocara el suelo ¡ni una sola vez! Y ¿lo consiguió? ¡¡Vaya si lo consiguió!! Todos pasándonos el globito, rompiendo con la rutina y las caras largas a las que invita la línea 6 de metro.
Una vez más, volví a escuchar esas frases de despedida que aún tenía recientes del jueves y la alusión a la compañía Teatro Mágico. Después de ellas, lógicamente, la consiguiente gorra para echar los durillos sueltos ("no se corte señora, puede echar el billete de 50 también" -decía-) y al salir del vagón, también en Moncloa, reverencia esperando quizá un aplauso o simplemente su manera "oficial" de despedirse hasta que estuvo en marcha el tren.
Por lo que he estado viendo en su web, los protagonistas pudieron ser Pantxo y Juanma.Espero volver a cruzármelos para que rompan de manera agradable y entretenida la monotonía de los viajes en el metro.
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